jueves, 20 de noviembre de 2014

Un coche de tamaño medio requiere aproximadamente. 800 kg. de acero y 130 kg. de metales no ferrosos. Si el nivel de propiedad de autos fuere en todo el mundo como en EE.UU., las propia producción automotriz se habría agotado por acabar todos las reservas conocidas de hierro. El reciclaje de los metales contribuye significantemente a no empeorar la situación actual de contaminación. Al reciclar la chatarra se reduce la contaminación del agua, aire y los desechos de la minería en un 70%. Obtener aluminio reciclado reduce un 95% la contaminación, y contribuye a la menor utilización de energía eléctrica, en comparación con el procesado de materiales vírgenes. Reciclando una lata de refresco se ahorra la energía necesaria para mantener un televisor encendido durante 3 horas.
Una gran ventaja del reciclaje del metal, en relación al papel, es que ilimitado el número de veces que se puede reciclar. Sin embargo presenta una desventaja, no se puede reciclar en casa. Una vez allí se lo corta en trozos, se le somete al altas temperaturas y se le da la nueva forma deseada.
De los 784 millones de toneladas anuales producidas de acero en el mundo, cerca del 43% es reciclada proveniente de chatarra. Esto equivale al peso de 150 torres Eiffel o 1,2 millones de autos cada día.
En un año normal, la industria mundial del acero a través del reciclado, ahorra el equivalente a la energía requerida para 110 millones de hogares.
El acero es completamente reciclable al final de la vida útil del producto y podría ser reciclado un número ilimitado de veces, sin perder calidad.
Un producto de acero puede reciclarse a pesar de su origen. Es el material más reciclado del mundo, siendo reciclado más que el aluminio, el plástico y el vidrio sumados.
Reciclaje del hierro
El acero y el hierro, al igual que el resto de los metales, puede ser reciclado una vez que su uso inicial ha llegado a su término un número prácticamente ilimitado de veces, sin perder calidad, y cualquiera que haya sido su origen. Tal y como se mencionó anteriormente, las principales fuentes de chatarra de hierro y acero provienen del fin de uso de productos (electrodomésticos, envases, aerosoles, máquinas, automóviles, etc.) y de mermas industriales (tanto propia como industrial).
Son fácilmente identificables en los residuos a través de la separación magnética. Si se logra obtenerlo sin ningún tipo de contaminantes, se trata de un material 100% reciclable y puede reciclarse un gran número de veces donde la única limitación al rendimiento del reciclado viene determinada por tres factores:
- La efectividad del proceso de recuperación de los usos previos
- La efectividad del sistema de recolección y selección
- Las dificultades técnicas del reprocesamiento
El acero suele encontrarse con algunos elementos que complican su reciclaje como las varillas con hormigón o tuberías enterradas. En otros casos, es necesario eliminar la presencia de contaminantes en el mismo para aumentar el rendimiento del proceso.
Toda esta chatarra ferrosa, una vez prensada en forma de grandes balas compactadas, es enviada nuevamente a las acerías, donde el proceso de obtención de nuevos productos siderúrgicos (tanto aceros como fundiciones) a partir de chatarras férricas se realiza mediante hornos eléctricos (ciclo electrosiderúrgico).

Si un residuo metálico está sumamente contaminado (con hidrocarburos, pinturas, ..etc), aunque se realice el prensado del mismo, no se eliminan las sustancias nocivas que pueda contener. Por ello, para poder obtener un metal completamente reciclado y óptimo para su posterior uso, es necesario realizar otro procedimiento que es muy parecido al que hablábamos en el ultimo articulo sobre el reciclaje de plástico. El metal se tritura, se lava y se almacena hasta su posterior traslado a la acería para su tratamiento final.